domingo, 1 de junio de 2014

No todos son los mismos


La palabra “hebreo” se refiere a una persona perteneciente a un grupo semita que, procedente de la península Arábiga, irrumpieron en Mesopotamia, el valle de los ríos Tigris y Éufrates, en condiciones aún no definitivamente aclaradas por los investigadores y la arqueología, (aprox. 3.000 a.C.). Aquellas tierras ya estaban ocupadas por los sumerios, cuyo origen se desconoce con certeza, aunque sí se le considera como la más antigua civilización del mundo.
Imágenes en inscripciones egipcias de la época de Tutmosis IV (1400 a.C)
que refelejan los caracteres físicos de pueblos semíticos del Cercano Oriente. 

El término “semita” desde la antropología, hace referencia a los pueblos originarios de Oriente Medio que hablan idiomas pertenecientes a la familia semita, utilizado por los lingüistas y derivado de la mitología bíblica en referencia a Sem, uno de los hijos de Noé.
Estudios históricos sociales, determinan que el término “hebreo” no se refería a ningún pueblo en particular, sino a una condición social que definía a personas de una población con un tipo de vida específica (trabajadores, pescadores…)
Según la Biblia, los hebreos fueron un grupo de aquellos nómadas semitas que, dirigidos por Abraham, emigran, desde la ciudad sumeria de Ur, hacia Canaán y desde allí a Egipto. Desde donde, siglos más tarde, regresaron de nuevo a Canaán. Región que estaba ocupada por pueblos semitas procedentes de la península arábiga, cuya primera llegada se pierde en la prehistoria.
En tanto que el término “judío”, definía a los habitantes de Judea y que, posteriormente, se amplió a todas aquellas personas que, desde Judea, emigraron a otros lugares y, por extensión a todos sus descendientes. La definición de judío es controvertida y, en ocasiones, se utiliza para definir a toda persona que profesa la religión judía. La forma de vida de los creyentes de esta religión formando comunidades muy unidas y con una alta endogamia, llegó a formar un concepto étnico para referirse a ellos, como personas con ascendientes judíos o, sobre todo, descendientes de una madre judía. El hecho de que a los largo de los últimos siglos muchos judíos hayan abandonado la práctica de su religión, no ha venido a significar la pérdida de su condición de judíos, bien porque ellos mismos se consideren así, o porque la sociedad les consideren como tal.
Judíos askenazis
De los quince millones, aproximadamente, que hoy se declaran judíos está claro que se pueden diferenciar dos grandes grupos: los creyentes en la religión judía; y aquellas personas que, sin ser creyentes, remiten sus ancestros a las comunidades judías de cualquier parte del mundo.
De tal forma que no se puede decir que étnicamente formen un conjunto, pues no todos los judíos son religiosos ni tienen una identidad común. Sin olvidarnos de la existencia de judíos yemeníes, indios y etíopes, podemos señalar que hay dos grandes grupos que conforman lo que se define como pueblo judío: los askenazis y los sefardíes.
Los askenazis que se extendieron a lo largo de Europa central y oriental, desarrollaron costumbres y leyes que los diferenciaron de otros grupos judíos, desarrollando su propia lengua, el yiddish, que combina palabras de dialectos alemanes junto con términos procedentes del eslavo y del hebreo. Y que son los que hoy predominan en Israel.
Judíos sefardíes
Los sefardíes, hacen referencia a los judíos que se asentaron en la Península Ibérica, en relación al término bíblico, Sefarad, con que se designaba a la misma. Desarrollaron su propio idioma judeoespañol (ladino o djudezmo), que, aunque basado en el castellano medieval, tiene influencias de otras lenguas peninsulares, del turco y del griego, así como del propio hebreo.
 
El término “israelita” define a los habitantes del Antiguo Israel, o lo que es igual, a todo miembro de las doce tribus de Israel, descendiente de alguno de los doce hijos de Jacob, quien fue renombrado por Dios como “Israel”. La palabra “israelita” debe distinguirse de “israelí”, que se refiere a un ciudadano del moderno estado de Israel, independientemente de la religión que profese.
  
Theodor Herzl
Mientras que el término “sionista” define a la persona que pertenece al movimiento político judío que defiende la colonización de los territorios árabes de Palestina y la creación de un estado de Israel, y que surgió a finales del siglo XIX. Los judíos que, desde la Edad Media, venían siendo expulsados de todas las naciones europeas donde se habían asentado, de nuevo, con los pogromos de Rusia, se veían sometidos a nuevas presiones. Con el auge de los nacionalismos de finales del siglo XIX, algunos de aquellos judíos que habían huido de los pogromos en Rusia, entendieron que la única manera de acabar con la discriminación que sufrían era la creación de su propio estado-nación.
Lenin y Trosky
Hasta aquel momento, la tendencia de la mayoría de los judíos, en Europa, había sido la de asimilar la cultura gentil de las naciones donde residían, incluso produciéndose matrimonios entre judíos y gentiles, e intentando ocultar sus orígenes judíos, pasando a ser, en algunos casos, referentes de la cultura del país en que habitaban, sobre todo en Alemania. En la revolución rusa muchos judíos se alistaron en los movimientos revolucionarios, baste destacar las figuras de Lenin, de ascendencia judía por parte de su abuela materna; y Trosky, hijo de una pareja de terratenientes judíos de clase media.
En los primeros momentos, el sionismo, fue una ideología que sólo compartían los nacionalistas judíos, mas la crisis económica tras la Primera Guerra Mundial y el antisemitismo despertado por las ideologías fascistas, hizo que el sionismo fuera la ideología que predominara en las comunidades judías, a lo que habría que añadir la idea del regreso a “la tierra prometida”. 
Entendemos que debe quedar claro que un hebreo no tuvo que ser necesariamente judío; ni todos los israelíes son judíos, pues en Israel existen otras religiones como la cristiana y la musulmana; ni tampoco todos los judíos son sionistas.

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