viernes, 18 de marzo de 2016

DESCUBRIENDO LA VIDA (1)



¡Hola, amigas y amigos! ¡Qué bonita es la investigación! ¡Me encanta poder hacerlo! Hoy entro en este rincón de mi madre para compartir con vosotros mis experiencias. Ella me acompaña siempre en mis estudios ¡es mi mejor maestra! Hace unos días, en la asignatura de naturales estuvimos viendo el tema de la fotosíntesis y no me conformaba con solo estudiar lo que ponen los libros, quería verlo en la realidad, así que, junto a mi madre, decidimos hacer unos experimentos y contemplar con el microscopio algunas de las partes de las plantas que hacen esta función. Este sábado, 12 de marzo, nos hemos sentado a estudiar este fenómeno y quiero compartirlo con todos.

Me he quedado maravillado, hasta tal punto que le he dicho a mi madre: ¡Sabes, hoy he descubierto la vida en las plantas!, ya jamás volveré a maltratar a ninguna por pequeña que sea, ¡son muy importantes para la vida!
En la imagen de la derecha se ve como la vela que está sola ya no arde
Lo primero que hemos hecho ha sido preparar un pequeño experimento casero para observar la generación de oxígeno a través de la fotosíntesis. Es muy fácil de realizar y lo podéis hacer en casa, solo se necesitan un par de velas y vasos o recipientes de cristal para cubrirlas. En uno de ellos pondremos solo la vela y en el otro la vela junto con la planta. Si encendemos las dos velas a la vez vemos que la que está sola se apaga antes por la falta de oxígeno, mientras que la que está con la planta dura un poco más por el oxigeno que produce esta.
1. A través de las raíces toman el agua y las sales minerales. 2. Esta mezcla, savia bruta, sube hasta las hojas por pequeños conductos. 3. Las hojas toman dióxido de carbono y se mezcla con la savia bruta. Con la ayuda de la luz del sol esta mezcla se convierte en savia elaborada. 4. Esta savia elaborada se distribuye por toda la planta. Es el proceso de la fotosíntesis que se produce durante el día en todas las plantas. 
Al igual que cualquiera de nosotros, y de todos los animales, las plantas necesitan alimentarse para vivir y crecer, pero ellas son capaces de producir su propio alimento. Son como pequeñas fábricas que utilizan diversos elementos para producirlo, como son el agua, las sales minerales de la tierra, la luz y el dióxido de carbono. A través de las raíces absorben el agua y las sales minerales que forman lo que se conoce como savia bruta y a través de pequeños conductos, como las venas de los animales, la llevan hasta las hojas. Una vez en las hojas se produce la fotosíntesis durante las horas del día, toman dióxido de carbono y se mezcla con la savia bruta, que por los efectos de los rayos del sol se convierte en savia elaborada, y desde allí se distribuye por toda la planta. A la vez producen oxígeno que se desprende y pasa a formar parte del aire. De esta forma elaboran su propio alimento del que obtienen energía para crecer, desarrollarse, florecer y dar frutos. Además al producir oxígeno ayudan a mantener limpio el aire que respiramos.
Estos pequeños conductos se pueden ver a simple vista con un sencillo experimento. Cogemos una rama de apio con hojas y la cortamos por la base, la introducimos en un vaso con agua coloreada, por ejemplo de azul, dejamos transcurrir un par de días y cuando saquemos el tallo veremos que la base se ha teñido de azul, cortamos un poco por encima y observamos que hay pequeños círculos coloreados de azul, esos son los conductos por los que la savia bruta llega hasta las hojas, que también habrán adquirido un tono azul.
Hemos visto que las plantas son seres vivos y de la misma manera que las personas o los animales necesitan respirar. Esto lo hacen a través de las hojas, pero no lo debemos confundir con la fotosíntesis. Aunque las plantas respiran tanto durante el día como la noche, durante el día se produce la fotosíntesis y la respiración, mientras que por la noche, ante la ausencia de la luz del sol, solo respiran, es decir, igual que nosotros, toman oxígeno del aire y expulsan dióxido de carbono.
En el microscopio, a distintos aumentos, observamos una hoja. En la primera imagen se pueden apreciar los nervios que se distribuyen por toda la hoja. En la segunda ese pigmento verde que da el color característico de las hojas y que es el responsable de la fotosíntesis. En la tercera imagen pueden apreciarse esos pequeños orificios por donde la hoja respira y que se conocen como estomas.
Mi curiosidad y mi deseo de aprender más me llevaron a buscar quien descubrió este proceso de la fotosíntesis, y, por lo que he leído, fue el trabajo de varios investigadores lo que lo hizo posible. Un químico, Carl Wilhelm Scheele, había descubierto, entre 1771 y 1772, el oxígeno, el libro en que se hacía público su descubrimiento, aunque se había mandado a la imprenta en 1775, no se publicó hasta el año 1777. De ahí que, en muchos casos, se atribuye este descubrimiento a un clérigo británico, Joseph Priestley, químico también, que en 1774 tras una serie de experimentos logró liberar un nuevo gas que, observó, prolongaba la vida de un ratón metido en un recipiente cerrado, cuando dicho recipiente lo llenaba con el nuevo “aire”, y deduzco que él era el responsable de la respiración de los humanos y animales, así como de la combustión. Pero no llegó a avanzar mucho más en sus deducciones, y en 1779 el médico y botánico británico de origen neerlandés Jan Ingenhusz, en su obra “Experiments Upon Vegetables, Discovering Their Great Power of Purifying the Common Air in Sunshine e Injuring It in the Shade and at Night” (“Experimentos sobre vegetales. Descubriendo su gran poder para purificar el aire común a la luz del sol y de corromperlo a la sombra o a la noche”). En esta obra se describe por primera vez que, en presencia de la luz solar, las plantas dan origen a burbujas desde sus partes verdes mientras que, en la oscuridad, la generación de burbujas se detiene. Además, Ingenhousz señaló que en la oscuridad las plantas producen dióxido de carbono mientras que las “burbujas” que producen en la luz están compuestas de oxígeno. Descubrió, asimismo, que la cantidad de oxígeno producida durante la exposición a la luz era mayor que la cantidad de dióxido producido durante la exposición a la oscuridad.
"En la Tierra, el mejor amigo del hombre es el árbol. Cuando utilizamos el árbol con respeto y prudencia, puede ser para nosotros uno de los mayores recursos de la Tierra" (Frank Lloyd Wright) Se imagina vivir en un lugar sin árboles, sin parques o vegetación. Nuestro hábitat sería desolador, la contaminación dominaría el mundo y habríamos perdido gran parte de la calidad de vida que diariamente disfrutamos. “Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores ni frutos." (Rabindranath Tagore). Y eso es lo que estamos haciendo con nuestros árboles, pero aún así no me puedo imaginar un mundo sin árboles, ya no sería mundo, llamémosle otra cosa.
Toda belleza soñada, todo tesoro anhelado y armonía viviente... no se encuentra en ningún paraiso ficticio o religioso... ESTÁ AQUÍ, siendo depredado y destruido por el ser humano...

jueves, 3 de marzo de 2016

MADRE NATURALEZA

Unos pequeños ejemplos de las maravillas que la naturaleza nos ofrece para el deleite de nuestros sentidos los vemos en: el parque geológico de Zangye Danxia, en China, donde la acumulación de capas de arenisca y otros minerales y la posterior elevación de las mismas por la colisión de las placas tectónicas, dejaron al descubierto ese paisaje surrealista que posee la mayor concentración de pigmentos de diferentes colores en la piedra.

En el Antelope Canyon (Cañón del Antilope), en el estado de Arizona, donde la erosión del agua durante miles de años ha ido formándolo y son los efectos de la luz los que producen imágenes preciosas;o la Wave Rock , una ola pétrea de Australia.
El Fly Geyser de Nevada, un geyser que, aunque su origen no fue natural, sí ha sido la naturaleza quien ha creado esta maravilla.

El Parque Nacional de los Lagos de Plitvice, en Croacia, un lugar donde se alternan lagos, cascadas y manantiales de singular belleza.

El río Caño Cristales, en la Sierra Macarena de Colombia, “el arco iris que se derritió” o el “río de los cinco colores”, conocido así por el diverso colorido que producen las algas que en sus aguas proliferan.

O el sorprendente espectáculo de una aurora boreal en Islandia, durante el otoño e invierno, cuando partículas de masa solar impactan con los átomos presentes en la atmósfera estos son cargados con energía y al volver a su estado normal, liberan esa energía en forma de luz.


“Ahí está la naturaleza que te invita y te ama; arrójate en su seno que te ofrece siempre abierto; cuando todo cambia para ti, la naturaleza sigue siendo la misma; el sol es siempre el mismo al salir cada día para ti” (Lamartine).

                                                     Maria Velasco