lunes, 25 de noviembre de 2013




Un día cualquiera en la Franja de Gaza. Ésta es la realidad que se vive cada día...
Gaza es un territorio que a todo el mundo le "interesa" que permanezca en la situación actual, de ahí que no se den soluciones reales a estos problemas.

Si bien es cierto que las restricciones eléctricas en la Franja se vienen produciendo desde la destrucción, en el año 2006, de la única central energética de la zona, por las fuerzas israelíes, no es menos cierto que nadie ha dado un paso adelante para buscar una solución a este problema; salvo la reconstrucción, en parte, de dicha central, cuyo funcionamiento sigue dependiendo de la necesidad de abastecerse de combustible que ha de ser importado de otros países.
Se habla, demasiado, del bloqueo impuesto por Israel, pero poco se señala sobre las propias luchas por el poder que enfrentan a las diversas facciones políticas del pueblo palestino, representadas, fundamentalmente, por Hamas y la ANP, ni del hurto que se produce de electricidad por parte de algunos de los residentes de la Franja de Gaza.
La ANP se abstenía, en los últimos meses, de pagar la factura del combustible a Israel porque Hamas se negaba a reembolsarle su parte correspondiente.
La falta de combustible en Gaza no es directamente producto de ningún "bloqueo", tal y como se entiende por las noticias divulgadas. El problema parte de que los precios del combustible se disparan por el proceso que se sigue para su importación. La ANP lo compra a través de Israel, quien a su vez lo ha tenido que importar de un país productor del mismo, cargándole los consiguientes beneficios. Posteriormente es la ANP quien lo vende a Hamas, en la Franja de Gaza, con un nuevo incremento del precio, y estos no lo aceptan por el alto valor alcanzado. Desde Egipto siempre les había sido suministrado a precios inferiores, pero ahora, por el conflicto en este país, la entrada de combustible desde allí está paralizada.En cualquier caso, si se habla de "bloqueo", debería señalarse claramente que es un "bloqueo por intereses económicos" de unos y de otros.
En realidad, no deja de ser un negocio más que han de pagar los habitantes de la Franja de Gaza. Negocio que, en muchas ocasiones, es aprovechado por algunos residentes en paro, como aparece recogido en esta noticia de prensa: http://www.20minutos.es/noticia/1362400/0/palestina/desempleo/venta-de-combustible/
Lo cierto es que se transmite una imagen errónea de la situación real en la Franja de Gaza. En la actualidad ¿EXISTE REALMENTE UN BLOQUEO? Sí, pero no debido a la falta de entrada de alimentos, medicinas o bienes de consumo, sino a la restricción de las importaciones de combustible y materiales para la construcción, como el cemento, además de las entradas y salidas de los palestinos residentes en ella. Ese es el verdadero bloqueo en la Franja de Gaza, sobre todo el de la falta de libertad para la entrada y salida de personas, como queda recogido en el siguiente artículo de prensa:  http://es.globalvoicesonline.org/2013/10/07/reclamo-gazati-por-el-fin-del-sufrimiento-en-el-paso-de-rafah/
Pero no es real en relación a los productos de alimentación, medicinas u otros productos de consumo habitual. Los centros comerciales y los comercios de Gaza no carecen de ellos, cuyos productos en su mayoría son israelís,  como los yogures. Al fin y al cabo no deja de ser un negocio para los comerciantes israelíes, y algunos de los gazatíes, la necesidad de alimentación de casi dos millones de personas que habitan en los 365 kilómetros de superficie de su territorio
A través de la frontera Kerem Shalom, estos productos entran diariamente para abastecer los mercados. Sólo hay un paso realmente comercial, el de Sufa y Karni.
El de Nahal Oz se destina a combustible, el de Kerem Shalom a ayuda humanitaria y el de Erez, a personas.
Los problemas reales de los residentes en la zona de Gaza se producen por la falta de medios propios para generar energía, lo que les hace depender de terceros países y siempre sometidos a los vaivenes de la política desarrollada por ellos. La ayuda internacional que llega a ella, promovida por las Naciones Unidas, el Banco Mundial, diversos gobiernos y algunas ONG, no dejan de ser una “farsa”. Una máscara para algunos negocios y una manera de “acallar sus propias conciencias” ante el hecho de no hacer nada por la libertad y creación de un estado propio e independiente.
Dichas "ayudas" sólo están sirviendo para crear unos conceptos que llevan a las personas hacia posturas cómodas, en las que esperan soluciones ajenas a sus propios problemas.
Por los intereses de algunos, se está creando una sociedad de consumo en un pueblo que carece de lo fundamental: la agricultura y la industria propia que genere sus propios productos. ¿Acaso el consumismo es libertad? En realidad es la peor de las cárceles en las que el ser humano se ve encerrado. Basta leer el contenido de esta noticia de prensa en la que un simple pedazo de pollo frito se ha convertido en objeto de deseo tan importante como para introducirlo de contrabando a través de los túneles:
http://www.laverdad.es/murcia/rc/20130516/mundo/pollo-contrabando-desde-egipto-201305161258.html
Y las ilusiones de una sociedad de consumo deslumbran, seducen y cautivan a todos. De repente se olvidan las ideas y los principios que han dado sentido al trabajo.
El afán de poseer, de tener cosas, de consumir, los domina. Y ese afán de “vivir bien” y de “enriquecerse” da lugar a que se olviden los intereses generales, y entre el propio pueblo palestino se estén ofreciendo soluciones para la falta de energía eléctrica pero para temas muy puntuales, como es la creación de motores para vehículos que utilicen la energía eléctrica para funcionar y no el gasoil o la gasolina.
Ibrahim Saad, de 18 años ha diseñado y construido, en el taller de su casa, un equipo que convertirá gas de hidrógeno, utilizando agua y productos químicos, para alimentar un generador de electricidad y producir gas para cocinar.
O tal vez, desarrollar otro tipo de vehículo que funcione con energía solar. Si bien es de alabar éstas iniciativas, siempre y cuando se realicen con materiales producidos en la propia Gaza, no dejan de ser soluciones parciales e individuales que no contemplan la solución real de los problemas de la población.
La iniciativa y la inventiva por parte de los jóvenes no falta, teniendo en cuenta que el nivel de desocupación supera el 40 %, falta lo primordial: una auténtica ayuda que les apoye y haga avanzar en investigaciones beneficiosas para la comunidad.
Si no hay electricidad ¿cómo van a funcionar los motores eléctricos en los vehículos?
Tampoco es solución lo que se está promoviendo en la actualidad, introduciendo en el mercado equipos de alimentación ininterrumpida de electricidad, UPS (Uninterruptible Power Supply), o la utilización del gas para alumbrado. Por mucho que se venda la idea de que se producen en la propia zona de la Franja de Gaza, no dejan de ser un "negocio" y "parches" que no todos podrán utilizar.
En el fondo no entiendo lo que realmente está ocurriendo en Gaza. ¿Es que no se puede llegar a un consenso entre todos sus habitantes en nada?
¿Son más importantes los deseos e intereses particulares que el bien común?
Mientras que cada uno se mire su ombligo y se ignore el bien común, todo seguirá igual. Sólo el concepto de que el bien de los demás es el de uno mismo, los puede sacar de esta situación.
UNA PLANTA DE ENERGÍA SOLAR PARA GAZA
Hablemos de soluciones reales para toda la población. Y hagámoslo sobre proyectos posibles y realizables, en los que la cooperación internacional sí tendría mucho que aportar.
La energía solar es la energía obtenida a partir del aprovechamiento de la radiación electromagnética procedente del Sol. Esta radiación ha sido aprovechada por el ser humano desde la Antigüedad, mediante distintas tecnologías que han ido desarrollándose con el tiempo. En la actualidad, el calor y la luz del Sol puede aprovecharse por medio de captadores que pueden transformarla en energía eléctrica o térmica. Es una energía limpia que puede contribuir a resolver uno de los problemas más urgentes que afrontan los residentes de Gaza, la falta de abastecimiento eléctrico.
La Franja de Gaza se encuentra, según un estudio realizado sobre la radiación solar promedio entre 1991 y 1993 (tres años, calculada sobre la base de 24 horas por día y considerando la nubosidad observada mediante satélites), en la zona media alta, por lo que sería factible la utilización de paneles solares fotovoltaicos para producir electricidad a gran escala que suministraría la electricidad necesaria para toda la población.
Si a ello añadimos la energía solar que ya viene utilizándose en la zona, a través de colectores de baja temperatura que, instalados en los tejados de las viviendas, se utilizan para el calentamiento doméstico del agua, Gaza podría contar con la producción de energía eléctrica suficiente para abastecer a toda la población, de forma autónoma.
No es este el lugar adecuado para exponer todos los datos técnicos y avances que se han producido en este campo de la energía solar, estudios muy avanzados sobre esta materia ya han sido realizados, pero sí señalar simplemente que hoy el costo de producción de esta electricidad, en muchos países, está a la altura de la producida a través de otras centrales a base de combustibles fósiles.
Es aquí donde la cooperación internacional sí tiene un gran campo de actuación. Alguien puede argumentar que la inversión necesaria para realizar estas instalaciones sería muy alta, pero parémonos a pensar.
 
Estos son los verdaderos necesitados de Gaza.
Viven en esas condiciones porque no son refugiados palestinos
y por ello no tienen derecho a ninguna ayuda de la UNRWA
(Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina).
¿Cuánto se lleva invertido en las “ayudas humanitarias”? ¿Qué avances se han realizado realmente para la población en general?
La inversión para la realización de este sistema de abastecimiento de electricidad, además de aportar la solución al déficit eléctrico que sufre esta zona, significaría la creación de puestos de trabajo para su construcción, su mantenimiento y la aparición de nuevas industrias relacionadas con el sector, valga como ejemplo la planta de reciclaje que se crearía para la recuperación de todos los elementos que se utilizan en la fabricación de las placas solares.
La cooperación internacional tiene aquí la posibilidad de llevar a efecto el mensaje que la Agencia Internacional de la Energía, en 2011, expresó en los siguientes términos: "El desarrollo de tecnologías solares limpias, baratas e inagotables supondrá un enorme beneficio a largo plazo. Aumentará la seguridad energética de los países mediante el uso de una fuente de energía local, ingotable y, aún más importante, independiente de importaciones, aumentará la sostenibilidad, reducirá la contaminación, disminuirá los costes de la mitigación del cambio climático, y evitará la subida excesiva de los precios de los combustibles fósiles. Estas ventajas son globales. De esta manera, los costes para su incentivo y desarrollo deben ser considerados inversiones; deben ser realizados de forma sabia y deben ser ampliamente difundidas".
Sin olvidarnos señalar las otras utilidades que se derivarían del uso de la energía solar, como su uso para la agricultura o la potabilización de agua, así como permitiría la instalación de las estaciones de bombeo necesarias para la explotación de los acuíferos subterráneos de los que Gaza no carece. Aportando así, además, solución a otro de los problemas que viene sufriendo su población: La falta de agua potable. La colaboración de Naciones Unidas, Banco Mundial y los gobiernos de otras naciones, sí sería entonces algo efectivo. No se limitaría a facilitarles el pan, sino que se les estaría entregando el grano para obtener la harina y los medios para fabricarlo.
No solo solucionaría el problema de la energía eléctrica en Gaza, sino que además generaría puestos de trabajo, tanto para la construcción de la misma como posteriormente para su funcionamiento. Según esta noticia de prensa, EE.UU, apuesta abiertamente también por la energía solar: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2010/07/03/internacionales/INTE-01.html
La construcción de esta central no debería representar ningún problema, ni se podrían utilizar argumentos reales para impedirla por parte de ninguna nación, pues los materiales utilizados para ello no tienen otra utilidad que no sea la propia de acumular energía solar para transformarla en electricidad. Tal vez sí encontrará oposición en quienes hacen su propio negocio con los combustibles fósiles, quienes, en realidad, están frenando los avances en este tipo de instalaciones de energías naturales.
Otras posibles soluciones hay, además de la energía solar. No podemos olvidar los avances que, a nivel mundial, se están realizando en el desarrollo y explotación de la energía eólica, la que también sería factible de utilizar en la Franja de Gaza por sus características geográficas.
Camiones de recogida de basura no han podido realizar sus rutas habituales. El municipio anunció que el combustible para sus camiones se había agotado y no tenía fondos para comprar más. En su lugar, han salido a la calle “medios primitivos, como burros” para transportar las 1.800 toneladas de residuos sólidos que se generan a diario en toda la Franja de Gaza.
Cuando los túneles con Egipto estaban abiertos, muchos palestinos bromeaban con que los carros con burros serían reemplazados por los “tuck-tucks” (motocicletas de tres ruedas), que ingresaban de contrabando y requieren muy poco mantenimiento.
Pero ahora que no hay combustible, los “tuck-tucks” están parados y los carros vuelven a circular.
Una fuerte tormenta invernal que envuelve a gran parte del Mediterráneo oriental se ha sumado a las dificultades con las que conviven los palestinos en la Franja de Gaza, que han visto como se desmoronan sus viviendas mal construidas debido a la lluvia. Los residentes se abrían paso entre el agua y aguardaban cerca de pequeños hogueras, mientras el enclave costero sigue sufriendo cortes de electricidad y la escasez de agua, las condiciones de vida ya son extremas debido a los graves cortes de electricidad, que en algunos lugares llegan a las 18 horas.
“Trece estaciones de aguas residuales de Gaza se han desbordado, 3.5 millones de pies cúbicos de aguas residuales sin tratar se están vertiendo en el mar Mediterráneo a diario. En poco tiempo el departamento de saneamiento no podrá bombear agua potable a los hogares de Gaza”.
Sin electricidad, alcantarillado y bombas de agua dejan de funcionar.
 Mientras que algunos se vanaglorian de haber vencido a Israel en dos guerras, y ser capaces de aguantar todo lo que está trayendo consigo las fuertes tormentas desatadas sobre Gaza, Israel envió camiones cisternas de gas para la calefacción de los hogares palestinos y bombas de agua para ayudar a paliar las graves inundaciones que está sufriendo. Y sus portavoces han manifestado: “Haremos todo lo que sea necesario para ayudar a la población civil de Gaza, especialmente en el suministro de electricidad a la central eléctrica”.
¿Dónde está Egipto con su ayuda? ¿Dónde otros países árabes que poseen riqueza suficiente para paliar todo este sufrimiento? Pero claro, los culpables de todas las desgracias de Gaza es sólo el sionismo, los demás se lavan las manos.
Gaza lleva varias décadas recibiendo todo tipo de ayuda, además de numerosas falsas promesas realizadas en ese sentido, pero lo cierto es que una muy importante parte del pueblo gazatí vive inmerso en la más absoluta pobreza y carente de cualquier perspectiva de futuro.
El peor daño que se le puede hacer a un pueblo es darle todo. A través de esta acción es la mejor manera de anularlo, se le evita el esfuerzo que supone ganarse su propio sustento, se evita que piense y que se enfrente a los problemas o posibilidades de cada día, que tenga que resolver dificultades. Quien recibe todo regalado va derecho al camino de la indigencia, en su situación es fácil que asuma el rol de la víctima que sólo sabe quejarse. Está convencido de que todos los demás están obligados a ponerle todo en sus manos. Con las continuas “ayudas” se anula el que use todas las potencialidades, que como seres humanos, poseen. El pueblo que vive de lo regalado se anula como tal, se vuelve perezoso, se queda anquilosado, es como un estanque de agua que por inactividad va descomponiéndose. Es prácticamente imposible que, quien ha recibido todo regalado, quiera o pueda convertirse en útil para sí mismo y para los demás. Esas personas crean en sí mismas la conciencia de que todos, a su alrededor, son los responsables de que puedan vivir bien, y cuando esas “ayudas” no llegan, culpan a todos los demás de su “desgracia”. Son los sistemas más despóticos los que suelen utilizar este método para que en los seres humanos sea anulada su potencialidad de vivir. Esta es la senda en la que han introducido al pueblo gazatí.
La energía solar o la energía eólica, además de la construcción de un aeropuerto y un puerto marítimo. 
Esta es la verdadera revolución que hace falta en Gaza. Una revolución que lleve a la liberación de sus habitantes, y ello no significa sólo buscar sus comodidades, ni tan siquiera derrotar la ignorancia,... no es válida la “ayuda” hasta ahora aportada, pues esto es sólo una falsa apariencia de la liberación de ese pueblo.La verdadera liberación vendrá determinada en la medida en que se les faciliten los medios necesarios para que ellos se desarrollen autónomamente. Un ciego lamentablemente no puede ver, pero quién goza de visión y no quiere ver, ese si es el verdadero ciego.
Otra Gaza, SÍ ES POSIBLE
Airam