miércoles, 16 de diciembre de 2015

¡FELIZ NAVIDAD! O ¿MÁS HIPOCRESÍA?


Un año más llegan las que dicen son las fechas “más bonitas” del año, en las que, exteriormente, todo está rodeado de alegría, felices deseos y luminosas decoraciones. Este año, además, aderezadas con esos mítines políticos que más parecen cabalgatas de los pajes de Papá Noel, Santa Claus o los Reyes Magos, por la cantidad de promesas que hacen si nos “portamos bien” y le damos nuestro voto. Y las personas parecen convertirse en crédulos niños: vociferan consignas, aplauden los desafueros de sus líderes políticos, y hasta pugnan por hacerse una fotografía junto a ellos. Luego, como siempre, todo quedará en agua de borrajas. Y seguirán existiendo ciudadanos de primera, que son los políticos de cualquier signo, y de segunda, que somos todos los demás. 
Las calles se decoran, se llenan de luces, de música… estímulos que nos llevan a u consumismo sin mesura. Y junto a este consumismo aflora la hipocresía a raudales. Porque la hipocresía es un virus que lo invade todo. Sí, esa hipocresía que no es nueva en la sociedad pero, en estas fechas, es la protagonista principal de la “película”. Esa falsedad que está presente en la mayoría de las acciones del ser humano, fundamentalmente en aquellas personas que durante la Navidad se comportan de forma artificial y para acallar sus ¿conciencias? realizan lo que creen algunas buenas acciones de cara a los más necesitados o menos agraciados: campañas de recogida de alimentos; maratones para recaudar fondos para ayudas varias; recogida de juguetes para los niños; llevar en el coche ropa de abrigo por si se encuentra en la calle a una persona aterida de frío; galas benéficas a favor de alguna ONG, campañas de recogidas de tapones para atender a niños cuya atención médica no es cubierta por el sistema de salud oficial, etc. O tal vez ¿sólo sea por crearse una buena imagen de cara a los demás? Porque ¿qué pasa el resto de días? ¿esas personas necesitadas de ayuda no existen? ¿esos niños no tienen derecho a unos juguetes como lo tienen los nuestros en toda época del año?
Y conforme avancen los días, hasta el soñado día de Navidad, iremos olvidando hasta nuestros propios problemas. Una venda caerá sobre los ojos, o se utilizarán las gafas con los cristales del color que se desea ver todo, para ocultar la realidad del entorno, pues no basta con apartar la mirada a otro lado, pues hacia donde se gire se encontrará la misma situación: personas que carecen de lo elemental para vivir; ancianos que mueren solos y en muchas ocasiones de hambre, desatendidos por toda la sociedad; niños ateridos de frío, explotados laboralmente en países lejanos para que se pueda disfrutar de la última tecnología o de las prendas de moda a precios económicos; personas sin ni siquiera un techo bajo el que cobijarse; países en guerra donde se seguirán produciendo muertes y heridos entre personas inocentes; niños que lloran, pero no por no tener el regalo deseado, sino por carecer del calor de los brazos de una madre, tal vez asesinada en una de esas malditas guerras…
NAVIDAD tiempo de regalos y buenos deseos para unos cuantos y miseria para muchos… HIPOCRESÍA y FALSEDAD a raudales.
En el fondo yo sí creo en el verdadero espíritu de la Navidad, aquella que me trae recuerdos de mi niñez, en donde lo importante no era el valor del regalo sino el hecho de recibirlo, pues lo que realmente tiene valor son aquellas cosas que no tienen precio ni pueden comprarse: el AMOR y la AMISTAD. Cuando el consumismo no imperaba entre las personas y eran otros los valores humanos que se cultivaban. He de confesar que sigo haciendo regalos por estas fechas, pero sólo para los niños, por la ilusión que para ellos representa, aunque prefiero regalar las cosas cuando me parece bien sin esperar a hacerlo en ninguna fecha señalada.
Sí, creo en aquel espíritu navideño, en esas fechas en que uno vuelve a ser un poco niño esperando que nos deje los mejores regalos: muchos kilos de verdadera conciencia y miles de toneladas de humanidad que hagan posible que no sólo recordemos en estas fechas a quienes carecen de lo elemental.
¡Feliz Navidad!, a todos. Sin hipocresía.

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