En ocasiones la sociedad tenemos la oportunidad de conocer héroes, pero no los clásicos héroes de batallas o guerras, sino héroes que salvan, en un momento dado, la vida de otras personas o animales. Mas hay otros héroes que no salvan la vida de otros en un preciso instante, sino que su labor podrá salvar la vida de muchos por largo tiempo, son los maestros. Ellos son los forjadores de toda la vida de sus alumnos, siempre y cuando actúen movidos por su amor a la docencia.
Es el conocimiento el que capacita al ser humano para ser libre. Un ejemplo de ello nos lo presentan los medios de comunicación con la historia de Saber Hosseini, un maestro afgano. Afganistán, un país donde la educación escolar es la víctima de un conflicto que se extiende a lo largo de quince años. Una guerra abierta del gobierno y los talibanes, quienes, entre otros intereses o motivaciones, se oponen a “las escuelas que intentan reemplazar la enseñanza de los valores islámicos por los valores occidentales” (comunicado talibán de 2012), habiendo conseguido el cierre de más de 700 centros escolares.
Y es en este escenario donde Saber Hosseini no ha dudado en llevar cultura y conocimiento a todos aquellos niños que no tienen posibilidades de aprender. Él y su esposa, maestra también aunque tuvo que abandonar la escuela por las amenazas recibidas de los talibanes, residen en la ciudad de Bamiyán, una pequeña ciudad, capital de la provincia de su mismo nombre, ubicada en el centro del país, en un pequeño valle donde las montañas cubren casi todo el territorio de la provincia, con largos inviernos de seis meses y temperaturas que oscilan entre los 3 y los 18 grados bajo cero. En las zonas rurales próximas a ella, en las montañas que la rodean, hay aldeas de difícil acceso a las que solo se llega por escarpados caminos rurales imposibles de transitar con vehículos de motor. Hosseini se marcó como misión llevar a esas aldeas cultura y conocimiento. Por ello, los fines de semana y durante las vacaciones escolares, montado en su bicicleta y con una cesta cargada con libros se dirige a ellas.
Cada semana él les lleva libros en préstamo para que puedan leerlos, más tarde los cambiarán por otros, de tal manera que el conocimiento y la cultura llega a quienes más lo necesitan: los más pobres, aquellos que nunca tendrán la oportunidad de comprar un libro. Él dice: “Cuando les doy los libros sus caras y sus ojos expresan toda su alegría y entusiasmo por la felicidad de ser capaces de aprender y conocer”.
Son zonas pobres y azotadas por la guerra en donde el índice de alfabetización es mínimo. Hosseini comenzó su labor con 200 libros y en la actualidad su biblioteca la componen más de 3.500 volúmenes. Libros que además son casi imposibles adquirir en Afganistán, por lo que tiene que acercarse a la frontera de Irán para poder hacerse con nuevos ejemplares. Los preferidos de los niños son las aventuras, los dibujos animados… pero también versiones simplificadas de los cuentos de grandes autores, como Atonine de Saint-Exupery (El Principito) o poemas y cuentos de escritores iraníes.
Esas visitas a las aldeas las aprovecha para hablar con los niños, proponer un tema útil para su educación y explicar alguna lección. Hosseini dice que además de utilizar la bicicleta por ser el mejor medio de transporte para moverse por aquellos caminos, también es un signo frente a los talibanes, ya que estos han usado en varias ocasiones bicicletas para realizar sus atentados, por lo que también es un símbolo frente a la violencia, ellos utilizan la bicicleta para originarla y yo la utilizo para llevar la cultura a todos los lugares.
Airam
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