Unos pequeños ejemplos de las maravillas que la naturaleza nos ofrece para el deleite de nuestros sentidos los vemos en: el parque geológico de Zangye Danxia, en China, donde la acumulación de capas de arenisca y otros minerales y la posterior elevación de las mismas por la colisión de las placas tectónicas, dejaron al descubierto ese paisaje surrealista que posee la mayor concentración de pigmentos de diferentes colores en la piedra.
El Fly Geyser de Nevada, un geyser que, aunque su origen no fue natural, sí ha sido la naturaleza quien ha creado esta maravilla.
El río Caño Cristales, en la Sierra Macarena de Colombia, “el arco iris que se derritió” o el “río de los cinco colores”, conocido así por el diverso colorido que producen las algas que en sus aguas proliferan.
O el sorprendente espectáculo de una aurora boreal en Islandia, durante el otoño e invierno, cuando partículas de masa solar impactan con los átomos presentes en la atmósfera estos son cargados con energía y al volver a su estado normal, liberan esa energía en forma de luz.
“Ahí está la naturaleza que te invita y te ama; arrójate en su seno que te ofrece siempre abierto; cuando todo cambia para ti, la naturaleza sigue siendo la misma; el sol es siempre el mismo al salir cada día para ti” (Lamartine).
Maria Velasco
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