La mayoría de los desplazados palestinos, por la creación del estado de Israel en 1948, no se encuentran en Cisjordania o Gaza, quienes, en teoría, sí reciben ayudas de países europeos y de la ONU. Los realmente olvidados son la inmensa mayoría de aquellos refugiados que huyeron hacia Siria y Líbano. Ellos son los grandes olvidados. A ellos son a los que apenas llegan ayudas y son los que sobreviven, como pueden, comiendo hiervas o peleando por un trozo de pan. En el caso de los refugiados de Siria, desde hace tiempo, sometidos a un doble exilio, si antes fueron expulsados de sus tierras en Palestina, hoy se ven humillados en un nuevo éxodo, inmersos en una guerra que no tiene que ver directamente con ellos. Bombardeados y masacrados por sus propios hermanos árabes, a los que parece no importarles nada su sufrimiento, han de huir, sin saber donde, de aquellos campamentos sirios. Como el caso de Yarmouk, en Damasco, donde están muriendo, pero no solo por el efecto de las bombas o las balas, sino además, y literalmente, de hambre.
O en Líbano, donde viven hacinados en campamentos, muchos de ellos formados con tiendas de lona o cualquier material con el que puedan construir un pequeño refugio, en medio de descampados sin condiciones higiénicas ninguna. O compartiendo pequeñas habitaciones en viejos edificios, llegando a convivir dos o tres familiar en una habitación. Donde, según un informe de Amnistía Internacional, son tratados como “ciudadanos de segunda”. Han de aguantar las restricciones que les impone el gobierno libanés que les impide, en muchas ocasiones, ejercer su profesión. Y “viven en la miseria sin esperanza de mejorar su vida cotidiana ni de regresar a su país.”
Se sienten traicionados por todos esos dirigentes que dicen representar y defender al “pueblo palestino”, olvidados por completo de ellos, que se limitan, desde sus despachos y después de recibir cuantiosas ayudas económicas de la comunidad internacional, a emitir unos breves comunicados, pero sin hacer nada efectivo para acabar con el sufrimiento de esos “hermanos palestinos”.
Tampoco creen en las instituciones internacionales, ante la negativa de la UNRWA, como ya ocurrió con los refugiados palestinos de Siria huidos hacia el Líbano, a prestarles ningún tipo de ayuda por “carecer de medios”.
Y mucho menos han de creer en los países árabes, todos esos que, en palabras, dicen defender la causa palestina, mas no hacen nada por ellos, si acaso endurecer aún más sus precarias condiciones de vida. A principios del presente año, la Liga de los Países Árabes mantuvo una reunión convocada por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, pero no fue para hablar del sufrimiento de estos palestinos olvidados, sino para tratar sobre las propuestas de John Kerry, secretario de estado de EEUU, tratando de acabar con el conflicto entre Israel y Palestina, que son muy loables, pero que dejan por completo de lado la denigrante situación de todos esos palestinos que nadie parece reconocer su existencia.
La complejidad del problema del pueblo palestino hace casi imposible desarrollar el mismo en el contenido de un post, pero como dicen ellos mismos, esos palestinos olvidados de todos: el silencio internacional se explica porque el mundo intenta proteger unos intereses que no tienen nada que ver con los humanitarios; unos intereses que se beneficiarán de las reconstrucciones de las zonas destruidas: Gaza, Siria…
Nadie se preocupa por todos esos palestinos, a nadie parece importarle que aún sigan en el exilio en otros en países árabes, su muerte realmente no importa. Ellos un día no levantarán solo la voz, y ese día todos los señalarán como “extremistas”, pero no nos equivoquemos, no será un extremismo basado en ideas políticas o religiosas, sino el extremismo que origina la miseria y la indignidad.
Su muerte prácticamente no importa. NO VENDE en campañas humanitarias, ellos están fuera del foco de atención que es Gaza o Israel. ELLOS SON, realmente, LOS REFUGIADOS PALESTINOS OLVIDADOS.
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